Empresarios y moradores de Paracas prticiparon de ancestal ritual frente al Candelabro, ofrecieron al mar productos nativos del Peru.
Al ritmo de Sicuris en el frontis del llamado Candelabro, el famoso
geoglifo de manufactura Paracas enclavado en una inmensa colina del
litoral de Pisco, por octavo año consecutivo, los empresarios y
moradores del distrito de Paracas realizaron el pago a la mar como
muestra de agradecimiento por ser el motor de sus vidas.
“Te agradecemos madre mar por permitirnos alimento y trabajo”, exclama
Sósimo Silvestre Quispe Huamaní, el “curandero” que vestido de blanco y
premunido con chullo, poncho, chumpi y ojotas, prendas típicas incas,
realizó el ritual de pago a la mar.
Todo forma parte del VIII Festival “Yaku Mama 2015” que promueven hace ocho años la Asociación de Hoteles y Restaurantes del distrito de Paracas y la Cámara de Turismo y Comercio Exterior de Paracas (Capatur).
“Se le ha ofrecido a la mar huairuro, un producto típico de la selva, quinua, el alimento emblemático de los incas y que hoy se exporta al mundo, maíz blanco, otro alimento oriundo del Perú de nuestros antepasados, y de nuestra costa: pallares y frejol, también alimentos típicos”, revela el “curandero” que radica en San Clemente y quien ha sido el encargado del ritual los últimos años.
A estos productos oriundos del Perú, los empresarios hoteleros le agregaron algunos metales, así como gemas, cuarzos y monedas, las que fueron depositadas en una pequeña embarcación celeste, construida especialmente para la ocasión.
No faltó nuestro producto bandera: el pisco, el cual como muestra de gratitud también fue derramado sobre las olas del mar por parte de Eduardo Jáuregui Cabrera, el presidente de la Capatur y principal promotor de la actividad cultural.
El ritual de pago a la mar se inicia poco antes del mediodía con la llegada de una batería de sicuris, nada menos que desde las orillas del lago Titicaca. Los sicuris Unión Juventud Pampilla amenizan la reunión e invitan a los vecinos a participar del ritual, recorriendo algunas calles de Paracas.
Al ritmo del tradicional Chiriguana, los sicuris llegan al muelle artesanal El Chaco, donde la población se congrega y se mezcla con los turistas. Allí los aguardan varias embarcaciones y zarpan para comenzar el ritual. Hace ocho años solo participaron dos embarcaciones, esta vez partieron seis.
Uno a uno, los empresarios hacen sus ofrendas y dedican algunas palabras de gratitud a la mar. “Te ofrecemos metales y piedras preciosas, por lo que tú nos das madre”, expresa Américo Solimano mientras coloca sus deferencias.
“Gracias a nuestro mar lo tenemos todo, una maravillosa fauna, flora; nos da trabajo, turismo, alimento, todo. Este mar es maravilloso, genera miles de puestos de trabajo; los peruanos en general lo tenemos todo, pesca, minería, turismo; solo nos faltan valores para tener mejores ciudadanos y eso se logrará desde la familia”, reflexionó Eduardo Jáuregui antes de lanzar su ofrenda al mar y derramar algunas copas de pisco, como parte del ritual.
Cumplido el pago al mar, las embarcaciones retornaron al muelle artesanal de El Chaco y luego participaron de suculento almuerzo en el restaurante Huayra, donde hubo además un fin de fiesta.
Todo forma parte del VIII Festival “Yaku Mama 2015” que promueven hace ocho años la Asociación de Hoteles y Restaurantes del distrito de Paracas y la Cámara de Turismo y Comercio Exterior de Paracas (Capatur).
“Se le ha ofrecido a la mar huairuro, un producto típico de la selva, quinua, el alimento emblemático de los incas y que hoy se exporta al mundo, maíz blanco, otro alimento oriundo del Perú de nuestros antepasados, y de nuestra costa: pallares y frejol, también alimentos típicos”, revela el “curandero” que radica en San Clemente y quien ha sido el encargado del ritual los últimos años.
A estos productos oriundos del Perú, los empresarios hoteleros le agregaron algunos metales, así como gemas, cuarzos y monedas, las que fueron depositadas en una pequeña embarcación celeste, construida especialmente para la ocasión.
No faltó nuestro producto bandera: el pisco, el cual como muestra de gratitud también fue derramado sobre las olas del mar por parte de Eduardo Jáuregui Cabrera, el presidente de la Capatur y principal promotor de la actividad cultural.
El ritual de pago a la mar se inicia poco antes del mediodía con la llegada de una batería de sicuris, nada menos que desde las orillas del lago Titicaca. Los sicuris Unión Juventud Pampilla amenizan la reunión e invitan a los vecinos a participar del ritual, recorriendo algunas calles de Paracas.
Al ritmo del tradicional Chiriguana, los sicuris llegan al muelle artesanal El Chaco, donde la población se congrega y se mezcla con los turistas. Allí los aguardan varias embarcaciones y zarpan para comenzar el ritual. Hace ocho años solo participaron dos embarcaciones, esta vez partieron seis.
Uno a uno, los empresarios hacen sus ofrendas y dedican algunas palabras de gratitud a la mar. “Te ofrecemos metales y piedras preciosas, por lo que tú nos das madre”, expresa Américo Solimano mientras coloca sus deferencias.
“Gracias a nuestro mar lo tenemos todo, una maravillosa fauna, flora; nos da trabajo, turismo, alimento, todo. Este mar es maravilloso, genera miles de puestos de trabajo; los peruanos en general lo tenemos todo, pesca, minería, turismo; solo nos faltan valores para tener mejores ciudadanos y eso se logrará desde la familia”, reflexionó Eduardo Jáuregui antes de lanzar su ofrenda al mar y derramar algunas copas de pisco, como parte del ritual.
Cumplido el pago al mar, las embarcaciones retornaron al muelle artesanal de El Chaco y luego participaron de suculento almuerzo en el restaurante Huayra, donde hubo además un fin de fiesta.
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